TIERRA EN TRANCE
Año 2025 y nos preguntamos ¿cómo elegir un tema que nos impulse a pensar y repensar el cine como arte de un presente tan especial y en ebullición? El cine es un lugar de encuentro y proyección y eso no es poco. El cine permite pensar a la vez un espacio donde conviven el ejercicio de resistencia y el entretenimiento, mediado por la realidad que nos bombardea en múltiples pantallas (y fuera de ellas también). Pareciera ser que la historia se repite cíclicamente y nos brinda lecciones, entre décadas, cada vez que resurgen los “nuevos cines” con la misma potencia con la que irrumpieron.
En este sentido, el cine ha estado históricamente debatiéndose con sus diversos impulsos por forjar un “nuevo cine” en distintos territorios, con diferentes fundamentos, discutiendo el cine que le precedía y (re)escribiendo las reglas del que vendría. Así nació en 1967, Tierra en trance, el largometraje de Glauber Rocha que hoy nos da el título de una nueva edición del Talents Buenos Aires. Un largometraje emblemático, que marcó un antes y un después, que formó parte de un movimiento llamado Cinema Novo, aún hoy referente de un cine diferente, ligado a los movimientos sociales y estéticos de vanguardia Latinoamericana.
Tierra en trance no es solo una película sino también un manifiesto, un grito, un estado del mundo, en el que a través de la narración fragmentaria, guiada por la figura de un poeta, el film de Rocha trabaja la ficción de un modo poderoso, reconstruyendo la historia de un país, que podría ser la de todos los países y que podría ser hoy, ayer o mañana. La película abre la posibilidad de pensar un mundo distinto desde la perspectiva regional y atemporal.
Con los años, la teoría ha puesto al film en un espacio en dónde pensar la necesidad de una estética de la protesta que refleje la realidad en su complejidad y contradicción, creando una nueva y particular narrativa, más allá de las convenciones de las producciones clásicas.
Glauber Rocha nos propone pensar el mundo como un lugar de tránsito, en el que tanto la tierra como quienes la habitan están en constante y perpetuo movimiento, como el cine, configurándose con cada grupo de películas que marcan una época. ¿Es posible trazar en el cine contemporáneo una narrativa acorde a los tiempos que corren? ¿O será el futuro el que nos permita repensar el presente?