Cuatro críticas de la Competencia Oficial de Cortometrajes Argentinos por Laslo Rojas
-Los días felices, de Agostina Guala (Primer Premio)
El inicio de año parece ideal: día de campo en familia, sol, parrilla al lado del lago, cero preocupaciones. La joven pareja de padres hace las labores planificadas en este día feliz de vacaciones junto a sus numerosos hijos, disfrutando y bailando Amor de mis amores en la radio. De pronto, se percatan de la falta una de las hijas. La calma se acaba. La búsqueda por la pequeña rompe la tranquilidad y el aire distendido que disfrutaba la extensa familia hasta ese momento.
La directora Agostina Guala logra transmitir con intensidad esa sensación de frustración cotidiana que surge de pequeños accidentes caseros como la anécdota que da excusa a esta viñeta. Su ojo observa atenta los pequeños detalles en las distintas relaciones que se establecen dentro de la familia. Relaciones intergeneracionales, entre géneros, y a diferentes niveles de autoridad. Se trata de una historia en la que la familia se presenta como unidad inamovible, aun si dividida en bandos masculinos y femeninos con sus roles definidos, bien ilustrados en la secuencia final: los hombres afuera del auto “haciendo pis”, y ellas dentro, a la espera, tomándose de la mano, el necesario contacto personal . Una película en la que resuenan ecos de cierto cine de Nanni Moretti y Abbas Kiarostami.
-El mes del amigo, de Florencia Percia (Segundo Premio)
Disfrutable comedia de humor taciturno, absurdo, de perfil bajo, deadpan que le dicen los gringos. Nuestra protagonista es una típica chica urbana, de clase media, Emilia, quien sin querer empieza a vivir la vida de la antigua inquilina del departamento al que se acaba de mudar. Si al ver la película pensamos en el cine de Martin Rejtman, no sería una asociación gratuita: la directora Florencia Percia desarrolló el guion de este corto en un taller de escritura del reconocido cineasta argentino.
El temor a la soledad en medio de una sociedad, una ciudad, tan grande como Buenos Aires, parece ser uno de los motores de la historia. Emilia busca asirse al ex novio y a la rutina que tenían como pareja, pero -al fracasar en esto- se encuentra más bien con la rutina que dejó atrás la anterior habitante de su nueva casa. Siempre será más fácil seguir la ruta trazada previamente por alguien más que hacerse la suya propia, y además qué puede ser más divertido que jugar a ser otra persona.
-Berlín, de Luciano Salerno (Mención Especial)
En un escenario típicamente argentino, bonaerense -la barra de una parrilla-, una pareja de jóvenes, Clara y Julián, cigarrillos en mano, cuenta las últimas horas de ella en la ciudad antes de que parta al extranjero, a Alemania, junto a su novio.
El (re)sentimiento y el cariño de Julián hacia ella son palpables. Se siente en sus constantes preguntas y preocupaciones sobre cómo le irá a Clara en Berlín, y sobre todo en sus afirmaciones pasivo-agresivas sobre lo acertada de su decisión, de dejar todo atrás y empezar de cero. Como hemos visto muchas veces antes en el cine, al final él cede y muestra debilidad, mientras que ella se mantiene fuerte y hace lo que debe de hacer. Una clásica que siempre funciona.
-Un ejercicio para no olvidar, de Gabriel Bosisio (Mención Especial)
Excelente ejercicio que utiliza las herramientas del falso documental, el making of, el relato autobiográfico (el director es también el protagonista de la película) y hasta el cine de género, fantástico, sci-fi, todo al servicio de una típica historia de amor. Del romance entre dos actores de cine. En 17 minutos, Gabriel Bosisio intenta contabilizar -inútilmente, obvio- esos instantes de felicidad que toda relación amorosa tiene, o debería de tener, apoyándose en datos estadísticos, hechos históricos, naturales, biológicos, casuales. Y recorre así el desarrollo de la relación romántica desde el enamoramiento, pasando por el climax, a la inevitable ruptura. Al igual que en el corto anterior, Berlín, aquí el personaje femenino es el más fuerte emocionalmente, y no debe ser coincidencia que ambos son interpretados por la misma actriz, la bellísima Malena Villa. (a quien, por cierto, también se le ve en un tercer corto en esta competencia: Pastel de cereza).
Laslo Rojas, Perú