#BAFICI2017: Bitácoras (5), por Aldo Padilla

Más de 18 años después de que me fui con un extraño sabor de Buenos Aires, volví bajo un panorama totalmente distinto, un avión que llegó 15 minutos antes de lo previsto a diferencia de ese bus en el que estuve casi 48 horas continuas,  con un pasaporte con sellos de diferentes países frente a una situación de ilegalidad de aquel enero de 1998, una llegada tan tranquila fue una especie de reconciliación con una ciudad que marcó lo que después sería el cosmopolitismo que me acompañaría para el resto de mi vida.

Si es que planteó como cosmopolita mi vida, debo decir lo mismo del grupo que me acompaña en el Talent Press, P un crítico colombiano, A que llegó desde Uruguay, K y L que deben hacer un enorme viaje desde algún punto lejano de esta infinita masa dispersa llamada Buenos Aires, Q que será el tutor para 5 críticos en búsqueda de definir su estilo y yo un híbrido nacido en Bolivia viviendo en Chile hace 8 años, escribiendo para una web peruana.

Durante el día me puse a recordar algo que siempre recalco mientras hago clases, plantear las preguntas correctas suele ser más difícil que saber responderlas. Y precisamente fueron las preguntas las que definieron mi primera jornada, las preguntas matutinas ¿Debe implicarse el crítico con ciertas aspectos personales del director? ¿La valoración viene implícita en el texto o es necesario manifestarla abiertamente?, las preguntas del almuerzo ¿Cómo hacen los chinos de la esquina para mantener ese método de vender comidas tan variadas a tan bajo precio?, las preguntas de la tarde ¿Por qué el idioma portugués me genera una paz interior? ¿Por qué los brasileros que vivieron al Talents hablan tan bien español?

Una tarde verde amarelha, que se resume en un corto que presentó una directora paulista en la sección Uno por uno, donde ella filma el recorrido por un puente lisboeta, mientras una tranquila voz de fondo me volvía a transportar dos horas atrás a un Joâo Moreira Salles recordando su infancia en No intenso agora, lo cual era interrumpido con el abrupto plano de una columna de humo en una manifestación que luego se nos explicaría que fue grabada durante los incidentes de 2013.

Durante la hora 25 del día modo de balance lo único que alcanzó a venir a mi mente eran respuestas de preguntas que no había formulado. El pudor de escribir en primera persona de manera tan abierta, no puedo plantearlo ni como pregunta o respuesta, solo como unos largos puntos suspensivos, que han hecho que escriba y que borre estas cortas líneas una y otra vez.

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